jueves, 29 de enero de 2009

[[Blanco y Negro]]


Blanco y negro son las tonalidades perfectas. Los dos extremos en los que el amor se desarrolla.
Cuando nos conocimos. Cuando te vi desde diferentes ojos. Cuando te sentí parte de mi mundo. Cuando dejaste abierta la puerta. Cuando tomaste tantas manos. Cuando las diferencias nos separaron. Cuando las decisiones nos llevaron por caminos opuestos. Cuando comenzó el rito, que luego se convirtió en obsesión. Cuando el pasado volvió a tornarse incierto. Cuando te sentí gigante y yo tan pequeña. Cuando desgarre secretos y me tropecé con verdades. Cuando se cumplieron aniversarios que nadie celebro. Cuando arrancamos las hojas de aquel árbol cómplice. Cuando me reí contigo y llore sin ti. Cuando la llama ferviente se apago. Cuando cambiamos artilugios por amor en la tienda de abarrotes. Cuando nos guardamos promesas en los bolsillos, donde se caducaron. Cuando el calendario se burlo de mi espera. Cuando los transeúntes dejaron de ser extraños. Cuando las lunas dejaron de ser mías.
Porque cuando el mejor y el peor momento se cruzan, comienzan los grises. Después de tanto tiempo pude saber, que el gris, es una tonalidad que acentúa perfectamente mi silueta.

sábado, 24 de enero de 2009

[[Sin daños a terceros]]

- ¿Quieres hacer un respaldo?
- Si
- ¿A los 30?
- No, mejor a los 35, ya a esa edad estoy segura de que nadie me querrá, entonces no habrá mas remedio que casarme contigo.



Sin daños a terceros hablemos de una fabula de amor. A veces creyendo en tonterías es como llegamos a la luna. Sin pensarlo, sin desearlo, sin creerlo, sin necesitarlo, sin quererlo, te encontré. Entre poemas oxidados, amores desgraciados, y un repertorio de tragedias, te encontré. Con miles de personas, con paisajes de segunda mano, con momentos robados al azar, con el tiempo confundido y enredado en tus manos, te encontré. En tu perfil, en tu personalidad, en nuestros ratos a escondidas, en la confusión, en completo desastre, en ganas de amar, te encontré. A merced de querer ser amado, a la disposición de sufrir por unos minutos de gloria, a la espera de que mi inocencia se fundiera en tus rasgos, te encontré. A través de libros empeñados en dejar pistas a seguir, a través de cicatrices del destino, a través de una mentira piadosa, a través de un amor que se había perdido en otra vida, te encontré.
Te encontré, y como quisiera no perderte.



Regálame momentos y te prometo, hare magia. Sin necesidad, de daños a terceros.

martes, 20 de enero de 2009

[[Siete]]


Siete.

Siete es el número prohibido. Es la fusión de dos almas que se encuentran en la oscuridad, a los ojos de una ciudad perdida. Es el número que llevamos tatuado en la piel como una especie de conjuro que arde y quema los instintos. He trazado una línea en tu espalda para guardar la constelación que ilumina nuestro amor.

Siete es el numero de mis suspiros que se reprimen y son cortos desde que te vi aquel día, y robaste todo lo que algún día sentí tan mío, has ultrajado mi intimidad y hecho de ella una utopía, inimaginable para aquellos que juegan a quemarse en las llamas eternas del amor.

Siete es el número apasionado que se desborda cuando tus labios arrebatan contra los míos, cuando tus manos no me dan tregua y yo me pierdo en lo penetrante de tu mirada mientras te susurro al oído palabras que nunca me atrevería a pronunciar

Siete es el número que glorifica lo fuerte de este amor, la pureza que se hunde en lo real de haber encontrado el alma que perdí y busque en tantas vidas, que vive constantemente rasgando la punta de mi pluma con nuestros encuentros taciturnos.



Siete menos uno.

sábado, 17 de enero de 2009

[[Ya no caben mas historias]]


Declaro que el amanecer comienza en el horizonte de tu espalda, y se posa sobre tus lunares caprichosos. Cada vez que te veo se me caen las glorias, siento que todo comienza de nuevo cuando estamos en mi lado del sofá y yo te toco tiernamente los labios. Quiero un nuevo corazón, en este ya no caben historias. Cada noche me siento a escribir versos que me gustaría llegaran a las yemas de tus dedos, a los lugares recónditos de tu personalidad. Recíbelos amor mío, pues son mi mejor tertulia. Cada noche siento que te amo aún más que en días de olvido. Pues si de olvidos hablamos me siento pequeña y menuda.