
Blanco y negro son las tonalidades perfectas. Los dos extremos en los que el amor se desarrolla.
Cuando nos conocimos. Cuando te vi desde diferentes ojos. Cuando te sentí parte de mi mundo. Cuando dejaste abierta la puerta. Cuando tomaste tantas manos. Cuando las diferencias nos separaron. Cuando las decisiones nos llevaron por caminos opuestos. Cuando comenzó el rito, que luego se convirtió en obsesión. Cuando el pasado volvió a tornarse incierto. Cuando te sentí gigante y yo tan pequeña. Cuando desgarre secretos y me tropecé con verdades. Cuando se cumplieron aniversarios que nadie celebro. Cuando arrancamos las hojas de aquel árbol cómplice. Cuando me reí contigo y llore sin ti. Cuando la llama ferviente se apago. Cuando cambiamos artilugios por amor en la tienda de abarrotes. Cuando nos guardamos promesas en los bolsillos, donde se caducaron. Cuando el calendario se burlo de mi espera. Cuando los transeúntes dejaron de ser extraños. Cuando las lunas dejaron de ser mías.
Porque cuando el mejor y el peor momento se cruzan, comienzan los grises. Después de tanto tiempo pude saber, que el gris, es una tonalidad que acentúa perfectamente mi silueta.