
Yo hablo en contra de las horas que intensamente se esfuerzan en alejarme de ti. Y no, no es una metáfora literaria. He comprendido que tal vez no exista un mañana más triste que el día que me despierte sin sentir amor, los atardeceres serán solo horizontales, la lluvia será solo gotas de H20 y mis poemas solo serán letras. No amor, no permitamos tal profecía, y es que en tu forma cóncava no puede existir otro convexo que el mío, lamentare el día que ya no quieras que mis versos se deslicen por las manos de aquel vagabundo guitarrista para cantarte sonetos de amor. Si quieres seguridad entonces que mayor prueba que la que nos sacude en este momento, te he dado la mitad de mi amor en forma de adelanto… no es fácil respirar a medio corazón. Te imagino caminando por las mismas calles cada día acompañado de ese aire que te caracteriza y esa mirada distante de la que me he enamorado perdidamente, por consecuente no puedo hacer otra cosa irremediable que no sea la de querer estar contigo para quemar el cielo y reconstruirlo con las brazas de nuestras almas. En una fusión alarmada y sempiterna, legendaria y laica. Ya no pienses tanto en lo que perderemos porque ya el tiempo perdido es lo único que realmente nos pesa… lo demás son simples suposiciones que no tienen más efectividad que la del premio gordo de la lotería a las seis en punto.
Es que mientras mas lo pienso, lo sueño, lo siento, lo parafraseo,

lo cambio de idioma, lo callo, lo grito, lo exagero, lo miento, lo profano, lo exilio… mas se me enrojece la boca al pensar en que podría decirte que te quierO.