
Algún día tendrás un momento para darme, ven que mis paredes urgen ser llenadas de historias. El amor deja estrías en las piel, suaves ondas que marcan los aruños que extraños han dejado, quien invento este sentimiento se aseguro de que sus memorias fueran escritas en tinta indeleble. Mírame cuando pienses que no hay mas nada para llenar nuestra conversación, el silencio nos regalara los artilugios necesarios. El día que te parezca menos improvisado serás dueño de mi sofá por una noche, en el podrás soñar con las copas de los arboles y constelaciones marginadas, mis abrigos te quedaran pequeños mas aun así querrás impregnarte de ellos, en mi sofá conocerás que los tabús son solo leyendas que ya no te gustara evocar, te revelaras contra los conceptos epistemológicos pensando que hay mas que descubrir, iniciaras revoluciones junto a mí, que comenzaran haciéndonos líneas en la piel, habrá que comprobar si mi conjunto de lunares hacen una osa mayor, sentirás que el mundo es pequeño y suficiente en ese sofá, donde hay sombras de relatos que entre ebriedad y sobriedad he susurrado. Hay travesías que se convierten en experiencias dignas de una serie de relatos de bolsillo. Me gustaría besarte y dejar en ti mis rastros de tinta, una plaza en mi sofá donde descubrirás lo mágico de las velas iluminando la habitación, sorprendiéndote en cada retazo que encuentres que te guiara en el siguiente paso, un ángulo del sofá en el que las líneas se rompan y los abstractos sean absortos en colores de primavera, a tu lado los signos se me transforman en señales, tu me enfocas a un horizonte desconocido.
El día que la lluvia te saque de tu rutina, y necesites un café con el que calentar un poco tu neurosis, avísame, te daré plaza en mi sofá.
La foto de la entrada la agradezco a una maravillosa fotografa, V* gracias a sus imagenes, que dan vida a mis letras]